miércoles, 30 de mayo de 2007

Curso de guión cinematográfico orientado a la Ciencia Ficción (V)

En la entrega de hoy hablaremos sobre la determinación de los personajes y veremos cómo las características de ellos tienen enorme relación con el conflicto.

Refresquemos conceptos: en entregas anteriores dijimos que para que haya guión y, por ende, película, es necesario que haya un CONFLICTO o sea, que alguien desee o necesite hacer, o dejar de hacer, algo y otro alguien se oponga a lo que busca el primer alguien. O sea, A tiene que hacer algo, pero B se opone. De ese choque surge el conflicto. Expresado así, la cos es muy sencilloa, pero en la realización de un guión no siempre las cosas vienen tan servidas. Uno de los factores que influyen sobre esto (más adelante volveremos para analizar en detalle el problema del conflicto) es quién tiene que hacer qué cosa: ese quién es el PERSONAJE.

PERSONAJE
Habíamos visto que, en lo esencial, para que haya conflicto es necesario que a nuestro personaje principal se le oponga otro o sea, hablamos en forma general de PROTAGONISTA y de ANTAGONISTA.

Todo muy bien pero, ¿qué es un personaje?

Es aquel ser (animal, objeto...) que lleva la película, por así decir: el público sólo reconoce el conflicto cuando ve lo que le pasa al personaje, al héroe (o al antihéroe). De ahí la enorme importancia de que no ESCRIBAMOS un personaje sino que lo PARAMOS. Sí, señoras y señores, hay que hacer nacer el personaje, en el sentido más estricto de la palabra: lo ideamos, sí, pero tenemos que saber todo sobre él pues, aunque no lo pongamos directamente en el guión, lo que el personaje es saldrá a la superficie más tarde o más temprano. Permítanme dar un ejemplo sencillo: supongamos que un guión señala que una persona se debe enfrentar con una plaga del espacio y, para eso, tiene que tomar muestras de tejido de las víctimas de esa plaga y estudiarlos con técnicas especiales de histología (estudio de tejidos animales o vegetales).

Evidentemente, acá está más que claro que, para poder hacer eso, el personaje TIENE que contar con conocimientos técnicos sobre esa disciplina (ser biólogo, médico, técnico histológico, veterinario...), pero supongamos que somos descuidados en nuestro trabajo de redacción (¡estoy hablando de los guionistas, sí, de ustedes!) y tan sólo creamos la situación: eso se verá en la acción porque si no sabemos cómo se hace ese trabajo de investigación, ¿cómo se moverá nuestro personaje en un laboratorio?, ¿qué equipos o reactivos usa?...¡¿cómo logró llegar al maldito laboratorio en primer lugar, si no existe algo que le permita hacerlo?! Entonces es cuando empezamos a sacar soluciones de la manga, cual Mago Recaredo, al que las cosas salían de puro... mago... pero no en un guión.

Lo que primero debimos haber hecho fue, si no pertenecemos a alguna de las profesiones necesarias para la situación que NOSOTROS mismos planteamos (o sea, no somos bioólogos ni cosa por el estilo ni trabajamos en un laboratorio de análisis clínicos, por ejemplo, aunque más no fuere que como empleados administrativos), lo primero que tuvimos que hacer, dec{ia, fue DOCUMENTARNOS (ya hablaremos de la importancia de la información) sobre qué tendría que hacer un biólogo, o médico... Vale decir, DEBIMOS HABER HECHO QUE NUESTRO PERSONAJE SUPIERA DE HISTOLOGÍA, ya fuere porque trabaja en eso o porque estudió o porque le gusta. Para resumir: creamos una figura de papel, sin profundidad, cuando lo que tuvimos que hacer es PARIR una persona real... en papel. Esto significa que cuando pensamos en el guión (o sea, en el conflicto), es importante que, de inmediato, pensemos en cómo será el personaje al que ese conflicto afecte.

Veamos otro ejemplo: el Señor X es una persona decente, pundonorosa, excelente marido y padre, trabajador. De pronto, una mujer empieza aacosarlo diciéndole que espera un hijo de él y que si X no le pasa dinero, ella hará que la esposa, los hijos y el empleador se enteren de la clase de hombre que es X en realidad.

Nosotros hemos creado a X y sabemos que las características que dimos de él arriba son ciertas; ni siquiera tuvo novias cuando estudiaba (¿qué estudió?) y su esposa actual, a la que adora y es totalmente fiel, es su primer amor (¿cuándo y dónde la conoció?; y ella, ¿fue él su primer amor? ¿habrá algo en lo pasado de ella...?) ¿Cómo se justifica esta situación, pues? Independientemente de cómo continúe la acción, si conocemos SÓLIDAMENTE a X nos resultará más fácil (no tanto, claro) establecer cómo se llegó a este conflicto: X quiere seguir con su vida normal, pero se encuentra jaqueado por esta mujer, que amenaza destruir todo lo que X logró (¿qué logró?). las preguntas entre paréntesis son sólo algunas de las que NUNCA nos debemos hacer cuando YA estamos haciendo el guión sino ANTES, cuando creábamos el personaje. Entonces, una manera más adecuada de hacer las cosas depende de si

a) Ya tenemos claro cuál va a ser el conflicto (quizá porque un productor nos comisionó el trabajo y pidió que hagamos un guión sobre la premisa anterior: hombre normal, pundonoroso... et cetera); o bien
b) Porque pensamos primero en el personaje y, después, en qué le podría ocurrir.

Las de arriba son las posibilidades más frecuentes cuando se va a escribir un guión pero, en ambas, hay un punto que es insoslayable: EL PERFECTO CONOCIMIENTO DEL PERSONAJE. Veamos, pues, una propuesta respecto de cómo hacer esto:
Tenemos que pensar en nuestro personaje como en un ser real (que a veces lo es, porque puede ser un amigo, un conocido... o nosotros mismos) del que sabemos todo: qué edad tiene, qué le gusta, si estudió o si no lo hizo, su historia familiar, cómo es su vida familiar actual, pasatiempos, gustos... TODO porque, repito, aunque eso no se mencione específicamente en el guión, podrá servirnos para brindar un personaje sólido, CREÍBLE, en el sentido de que el espectador se pueda identificar (¡ESTO ES ESENCIAL: LA IDENTIFICACIÓN DEL ESPECTADOR CON EL PERSONAJE!) con el personaje. Y acá hago un aparte importante: IDENTIFICACIÓN no significa necesariamente que el espectador se sienta como el personaje (¡el personaje podría ser una máquina o un animal, por ejemplo, y difícilmente el público sienta exactamente como estos personajes!), sino que el espectador pueda COMPRENDER por qué el personaje hizo, o no hizo, algo; más aún; hasta podría odiar al personaje y sus motivos, pero para odiar también hay que entender los porqués). Éste el el quid de la cuestión: COMPRENSIÓN del personaje, y eso únicamente se consigue cuando el guionista lo conoce muy bien.

Veamos esto con la primera propuesta: X no es biólogo, pero el tema lo apasiona y es su pasatiempo, tanto que no sólo lee todo lo que cae en sus manos sobre el tema (histología, uso de equipos...) sino que está suscripto a asociaciones y hasta da conferencias en carácter de aficionado; tiene relación con investigadores profesionales y, cuando se le presentó esa extraña situación (la epidemia extraplanetaria... pero eso lo descubre después), cuando empieza a ver que amigos y conocidos son víctimas de ella, los conocimientos de biología que X tiene le permiten inferir que quizá se trate de una enfermedad nueva... El desarrollo viene después pero, lo importante, es que las reacciones de X son PLAUSIBLES, esto es, surgen de manera natural. Lo contrario sería, por ejemplo, que X fuera una persona común y corriente que se enfrenta a la misma situación pero, como malos guionistas, lo OBLIGAMOS (al personaje) a actuar en la situación de la plaga... y X tiene muy buena voluntad pero, ¿con qué elementos lo hará? ¿tuvimos la precaución de saber quién era X? ¡¡¡¡NO!!! Y eso redunda en un personaje no creíble, forzado, que molestla la acción... hasta puede llegar, lisa y llanamente, a MATAR la película.

Veamos el caso del señor X y la mujer que lo hostiliza: como buenos guionistas sabemos que X fue, una vez, testigo de un robo con homicidio y que declaró en contra del criminal. Pues bien: la mujer que apareció ahora es la concubina de aquel asesino que, siguiendo lo que el otro le pidió, ahora quiere arruinarlo a X. Así contado es fácil, pero sólo va a salir bien si sabemos todo de X. ¿Qué quiero decir con esto?, pues que cuando hemos creado (parido) el personaje del que sabemos todo de pe a pa, el desarrollo de la acción, cualquiera fuera el conflicto, resultará más fácil de resolver, porque no tendremos tantas dudas respecto de cómo enfrentará el personaje el conflicto. Hsta sabremos (en cierta medida, claro, pues también podremos manejar eso) si saldrá triunfante del conflicto o si será aplastado. Conocer los personajes significa, ni más ni menos, que sabremos

a) qué tipo de reacción tendrán ante el conflicto;
b) por qué tendrán esa reacción;
c) cómo podremos dar, si nos parece conveniente, una vuelta de tuerca (¡cuando tengamos mucha experiencia: ésa es mi recomendación!) en la acción, tal como, por ejemplo, cambiar la dirección (todos piensan que es A y, de pronto, resulta que el asesino es B);
d) dar un sesgo de comedia (¡la comedia es lo más difícil, créanme: es fácil hacer llorar pero, ¿por qué no piensan cuántas veces se rieron, o sonrieron por lo menos, con una película?) a nuestro guión.

Entonces, para sintetizar: ¡JAMÁS, pero JAMÁS debemos “meter” un personaje que simplemente nos gusta! (un joven culto, atlético, brillante, bondadoso, generoso... o sea, un ser inexistente salvo, claro, que queramos hacer una comedia y busquemos un personaje exagerado, pero eso ya es cuestión de otro análisis): lo que tenemos que hacer es, ya fuere que empecemos por el conflicto o por el personaje, a este último tenemos que conocerlo en todas sus facetas, como si fuéramos Dios y una de sus criaturas. ¡Ojo, conocerlo no significa un prontuario o un informe de la morgue!: varón / mujer, de x años, blanco (negro, amarillo, verde...), con tales o cuales señas particulares visibles... sino saber todo sobre él: cuándo nació, qué le pasó en su primera experiencia sexual, si se copió en algún examen, cómo eran los padres y los tíos, qué tradiciones familiares o sociales tiene,... TODO; de hecho, debemos ser nosotros los que lo armemos y veremos que se produce un hecho interesante: cuando el personaje está así de bien armado, al empezar a actuar toma vida propia, nos demuestra si algo que pretendemos que haga es plausible o no (si nuestro personaje no gusta de los deportes y jamás los practicó, por ejemplo, difícilmente podremos escribir que salió corriendo detrás del auto en que raptan a su hijo pero, como sabemos que no pierde la cabeza, llama por su celular, anota la chapa...). Una ventaja adicional de conocer el personaje es que permite que la acción se desarrolle con más fluidez y nos ayuda a no desbordarnos, ya que sabemos qué hará, como reaccionará, y eso nos facilitará tener la acción dentro de lo que deseamos.

¿Cómo determinar el personaje? Acá les doy un ejercicio práctico y útil para moldear personajes: para la próxima me gustaría que ustedes hubieran observado un vecino, un pasajero del colectivo, a su perro, una señora que sale del mercaod, la cajera de ese supermercado... en fin, seres reales y, a partir de esa observación, ideen toda la historia de quien, ahora, es su personaje: por ejemplo, la cajera es una chica que desearía estudiar y casarse, pero debe mantener una madre viuda y muy enferma, además de dos hermanitos que... En fin, ustedes piénsenlo, pero presenten la biografía del, ahora, personaje, en no más de 30 renglones. Si así lo hacen, la próxima clase votaremos por el personaje que más nos hubiera gustado y, con él, desarrollaremos un pequeño cuento, la HISTORIA, que, como veremos más adelante, es necesaria para hacer y promover el guión; de hecho, se dice que cuando Luis Buñuel deseaba que le produjeran un guión, lo que hacía era escribir, y lo hacía muy bien, este cuentito. Cuando ustedes tengan que presentar su guión, el cuento (después veremos cómo se llama técnicamente) es ESENCIAL.

¡Hasta la próxima!

Daniel

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