viernes, 6 de abril de 2007

Curso de guión cinematográfico orientado a la Ciencia Ficción (III)

Y antes de entrar en tema, amados lectores y, en particular, amada Corvina, recapitularé lo visto hasta ahora, antes de hablar de lo que propongo hoy, que es idea argumental, conflicto y personajes.

Cuando inicié este curso ataqué la cuestión de aprender a pensar en forma visual, por así decir: a redactar nuestro guión de manera tal que, al leerlo, literalmente se pueda ver la situación. Para eso contrasté el texto escrito para la expresión literaria (cuento, novela) con el que corresponde a un guión) y dije (y sigo diciendo, claro) que cuando un guionista (ustedes, ¡incluido el tipo ese que está haciendo un avioncito de papel en vez de leer esto!) describe las situaciones para filmar, lo debe hacer procurando que quien leyera ese guión perciba de inmediato la situación visual. Esto necesita de práctica (por eso les di los ejercicios), porque estamos acostumbrados a narrar cosas detallando los objetos, situaciones y estados de ánimo de los personajes con palabras, pero en el guión hay que buscar adjetivos y expresiones que permitan ver lo que pasa. Así:

(Cuento, a modo de ejemplo:)

Juan (¡soy original para los nombres, qué duda cabe!) estaba furioso porque Ereminda (¡succionad ese hespéride o, traducido, chúpense esa mandarnina, naranja, et cetera!) lo estaba traicionando con su mejor amigo, Epaminondas (¡jua!) y manejaba como una exhalación para llegar a la casa de la pérfida y encontrar a los dos en fraganti engaño... et cetera, et cetera.

En un guión todo esto se debe indicar de manera visual mayormente, por lo que quizá tendríamos que escribir algo así.

Juan, furioso mientras maneja de manera alocada: el odómetro (forma educada de cuentakilómetros, bah) marca 160, masculla:

¡Y yo que te creí, Eremenida! ¡Y ese desgraciado (o la expresión que el guionista considere apta) de Epaminondas!

Sigue manejando furioso. Corte rápido (significa que la imagen cambia de manera abrupta; después veremos estas expresiones) a dormitorio (sala, living...) de departamento (mansión, casa, caño) de Ereminda, donde se los ve a ambos en pleno acto pasional... et cetera

Como vieron, lo que hice fue traducir, por así decir, la situación que involucra a mis tres personajes, en una forma visual, mediante juegos de cámara y observación de detalles (el odómetro).

Vuelvo a recomendarles que hagan los ejercicios de bolilla I y, como recurso, también podrían emplear diálogos y personajes adicionales.

Y ahora entramos en materia de hoy: estoy hablando de personajes, idea argumental, conflicto... ¿qué demonios quiere decir todo esto?

Cuando escribimos un guión lo que estamos haciendo es mostrar lo que le ocurre a alguien, ya fuere un ser humano, un animal, una máquina... este alguien es el personaje, el motivo y la razón de ser de la película, pues toda la acción girará en torno de lo que ese personaje hace o deja de hacer... pero ¿hace o deja de hacer respecto de qué? Acá entramos en la noción de conflicto: el personaje es alguien que debe sobreponerse a un problema u oposición y lo que hace que la película sea interesante es cómo el personaje resuelve, o no, el problema que se le opone. En nuestro caso, el personaje podría ser un científico que se opone a a sociedad, que lo considera loco; podría ser otro científico, o una persona común y corriente, que se debe enfrentar a invasores de otro mundo... En síntesis, pues, para que haya película es necesario que haya conflicto. En realidad, todos estamos acostumbrados a este concepto de manera cuasi intuitiva: ¿nunca les ocurrió que alguien viene y les cuenta algo y ustedes se quedan pensando ¿y, qué pasó en realidad? Lo que les ocurrió es que en esa narración no había un problema que el personaje tuviera que resolver, no había conflicto.

Veamos este ejemplo: Juan (¡y dale!) es un hombre común y corriente, que tiene una hermosa familia compuesta por una bella esposa, un adorable hijo y un juguetón perro... Hasta acá, todo el asunto no pasa de ser una mera anécdota (lo que les pasó a ustedes con aquel cuento de su amigo). Pero si ahora digo:

Juan es un hombre... (lo mismo de arriba), que tiene una hermosa familia compuesta por un juguetón perro, una bella esposa y un adorable hijo, la trasposición (y el consiguiente orden de importancia de los elementos que constituyen la vida de Juan) indica que algo no anda bien: de este modo, mediante un simple juego sintáctico (orden de términos) introdujimos un elemento de desequilibrio, un elemento que indica que acá existe un conflicto, en ciernes o desarrollado, pero que existe, existe.

Veamos algo menos rebuscado: tenemos el mismo Juan con la bella esposa...et cetera, et cetera... y sabemos que su vida es prácticamente perfecta (buen sueldo, linda casa, sin problemas de salud) y rutinaria. Pero:... "ese día, por la abertura de la puerta llegó un sobre rosado y perfumado, como nunca antes había llegado a la casa". Acá tenemos el germen de una posible situación conflictiva: ¿una amante de Juan despechada, que lo quiere malquistar con la familia?, ¿un error del cartero?...

O sea, conflicto es lo que desequilibra una situación que hasta ese momento era controlada por el personaje y que, además, se opone a una necesidad importante del personaje, pues sólo ahí hay conflicto. En efecto, si Juan ganó un auto y sólo podrá hacerse acreedor del premio si llega a una emisora (empresa..) en los próximos veinte minutos, podrá ser fuente de conflicto si Juan estaba necesitando el auto, pero no lo será si Juan ni sabe manejar ni le interesa el auto, por ejemplo.

De acá pasamos al último punto de hoy: idea argumental.

La idea argumental es la exposición, en pocas palabras (20, por ejemplo) de los personajes y del conflicto. Ahora seremos más técnicos: el personaje que debe enfrentar la oposición es el protagonista; a un protagonista se opone un antagonista, que busca evitar que el protagonista alcance sus fines: Juan (protagonista) es un científico que quiere salvar al mundo amenazado por a) invasores de otro mundo; b) insectos gigantes con mirada maligna; c) un desastre natural; d) una empresa poderosa con directivos malignos que tiene malignos designios... Toda la variedad de la a) a la c) (pero que también puede seguir hasta la z) y más) es el antagonista. La acción del antagonista contra el protagonista crea el conflicto.

Así pues, queridos lectores, recomiendo que traten de pensar situaciones (en no más de veinte palabras) que describan los personajes y el conflicto. Pueden tomar como ejemplo clásicos de la literatura o, también, pueden aplicar lo que dije a películas que miren: establezcan quién es el protagonista, quién o qué el antagonista y cuál es el conflicto.

Hasta la próxima.

Daniel Yagolkowski

16 comentarios:

Cinzcéu dijo...

No es frecuente hallar un blog dedicado al guión audiovisual y saludo la existencia de éste. Y me permito comentar un par de cosas.
Me parece que el ejemplo "¡Y yo que te creí, Eremenida! ¡Y ese desgraciado..." no resulta la mejor resolución porque el parlamento de Juan en la soledad de su automóvil no parece vincularse a un verosímil orgánico del personaje sino a una vocación explicativa dirigida al espectador (también el odómetro en 160 resulta bastante explicativo).
Asimismo, en la entrada anterior, el vecino que dice "Juan, a pesar del dolor..." incurre en una abstracción que fue oportunamente criticada en el primer artículo, lección o bolilla: "que se use pocos sustantivos abstractos (amor, odio, pena…)". Claro, porque tampoco responden a la verosimilitud de la escena sino a una síntesis explicativa puesta en boca de un personaje.
Estoy totalmente de acuerdo en que un guión jamás puede perder de vista que está destinado a ser film y no literatura, pero creo que hay una suerte de veneno alrededor de la censura (o restricción) de la palabra. El colmo es una definición, que no sé quién habrá acuñado, según la cual hacer cine es relatar en imágenes. El cine no puede prescindir de la imagen y ésta no puede no estar al servicio integral de la narración (negarlo sería necio) pero de ahí a expulsar la palabra... Termina ocurriendo lo que a tanto cine argentino (y no sólo): construye un mundo de sordomudos que de pronto estalla poniendo palabras falsas en el lugar en el que nunca podrían haber estado.
En rigor, lo que ese exaltado Juan debería mascullar (si es que masculla) es una puteada contra el automovilista que no lo deja avanzar más rápido (y evitamos el plano del odómetro; para detalle hasta me gusta más la metonimia de sus pies frenéticos sobre los pedales) o contra el locutor radiofónico que justo habla de la fidelidad en la pareja (y ponemos palabra a un mundo lleno de palabra)... si queremos ser un poco más obvios. Sin contar que Juan tiene una historia y un carácter por lo cual no es fácil resolver la escena haciendo abstracción de quién es.
Bueno, felicitaciones por la idea del curso de guión por este medio y regresaré a leer nuevas entradas.
Un saludo.

The Bug dijo...

Daniel, te comento que estuve observando las dos clases anteriores en silencio y reci�n luego de leer esta cre� conveniente hacerte conocer mi existencia.
Por ahora, todo muy interesante.
Nos veremos puntualmente en el aula con cada entrega.
Saludos.

Anónimo dijo...

Un loco llamado Juan (a punto de doctorarse y con una relación por terminar) está obsesionado con encontrar a un anómimo blogger que usa el nombre "Juan" como personaje de sus textos satíricos, en un blog sobre guiones. Juan está convencido de que "Juan" es él, y por eso su manía.

daniel yagolkowski dijo...

Estimado Bug,
Me parece muy bien que estuvieras observando lo que digo antes de actuar, pero también me gustaría ver tu contribución: ¡prometo que si te equivocás no te someteré a un ataque despiadado con Raid!
(N. del T.: BUG, en inglés, bicho, típicamente un artrópodo (insecto, araña...)

El Sepulturero dijo...

Estimado Diego, leo su curso y me permito con cierto atrevimiento hacerle una corrección: la palabra "odómetro" no es una forma educada de decir "cuentakilómetros"; te acerco la correcta definición de los términos: el "odómetro" es un dispositivo dentro del cuentakilómetros que permite tomar una distancia entre un punto A y otro B, a voluntad del conductor (por ejemplo, establecer que distancia hay desde mi trabajo hasta mi casa). El odómetro puede volverse a cero manualmente las veces que el conductor lo desee. El cuentakilómetros marca el kilometraje de un vehículo desde su salida de fábrica hasta dar la vuelta completa (motos, 10.000 kms aprox.; autos 1.000.000). Por último, lo que marca 160 unidades en el guión cinematográfico de marras es el "velocímetro", cuya híbrida etimología grecolatina sería algo así como "medidor de velocidad". Atentamente, Spoon.

cinefania dijo...

Estimado sepulturero. Me permito corregirle: no se trata de "Diego" sino Daniel.

Saludos y felicitaciones.

daniel yagolkowski dijo...

Estimado Sepulturero:

Tenés absoluta razón: yo estaba hablando de un VELOCÍMETRO. Me disculpo por haber mezclado conceptos y me felicito por tener lectores que están atentos a lo que leen.

Espero ver pronto tus trabajos

Saludos
DANIEL

El Sepulturero dijo...

Hola amigos, antes que nada quiero pedir disculpas por confundir a Daniel con "Diego". Además, agradecer la cordialidad y buena disposición con que fue recibido mi comentario.
Bien, ahora si, a lo nuestro: Con respecto a la elaboración del guión, me parece que el modelo a seguir es definitivamente Hollywood. Sí, leyeron bien: Hollywood. Desechando sus muletillas, eliminando sus recursos y omitiendo descaradamente sus insulsos diálogos, lo mínimo que podés lograr es una película muy buena, casi inolvidable.
El cine hollywoodense, quién de ustedes no lo sabe, se caracteriza por los clisés explotados hasta el insulto, por el desprecio del espectador como sujeto pensante, la adulación del voyeurismo adolescente. Y ¿qué es el "voyeurismo adolescente" en el cine? Es una intención que parte de las productoras y que es llevada a cabo por los realizadores (y digo realizadores, no directores). Consiste en poner en pantalla, en forma mas o menos grosera, actores/actrices desubicadamente lindos, elementos tecnológicos inalcanzables para la clase media (sector social destinatario VIP de Hollywood), autos exclusivos (y excluyentes), diálogos inverosímiles, chistes tontos (pero que dentro de una película adquieren estatura humorística) y, como mas deleznable muletilla, el trilladísimo triángulo amoroso de a) el chico/tipo común pero de buenos sentimientos, b) el chico/tipo rico pero de pocos escrúpulos y c) la chica/mujer que se toma exactamente una hora y media en decidirse finalmente por el ente a). Creo que obviando estos detalles por completo, el éxito del guión está asegurado.
Saludos a todos y nos vemos acá.

The Bug dijo...

Daniel: cuando hablo de tomar acción, me refiero a cumplir con todas las propuestas, lo que incluye enviar las contribuciones que sean necesarias.
Y con respecto a lo de Bug, tiene otra acepción en computación (de la que tomé mi nombre).
Un bug es un error dentro de un sistema de computación.
Yo no vengo a ser otra cosa que un error.
Nos seguimos leyendo por acá.

Anónimo dijo...

Hola Daniel, hola compañeritos de banco.

Bueno, si les parece comparto con Uds. lo que se me ocurrió sobre la idea argumental de cinco cuentos clásicos de terror del Maestro Edgar Allan Poe.

El Gato Negro
Un hombre comienza a obsesionarse con el gato de su esposa, al que cree una especie de demonio.
Protagonista: hombre
Antagonista: gato
Conflicto: temor irracional

El Barril de Amontillado
Un catador de vinos es invitado a conocer la bodega de un colega, sin sospechar lo que le espera.
Protagonista: anfitrion
Antagonista: invitado
Conflicto: celos profesionales


El Corazón Delator
El sirviente de un anciano se siente tan perturbado por el ojo enfermo de su patrón, que finalmente planea asesinarlo.
Protagonista: sirviente
Antagonista: el ojo enfermo, que lo obsesiona
Conflicto: su convicción de que debe eliminar al anciano

El Extraño Caso del Sr. Valdemar
Un médico desprestigiado por sus colegas intenta un macabro experimento tratando de prolongar la vida de un moribundo.
Protagonista: Médico
Antagonista: Los colegas que lo expulsaron de la asociación de médicos, La Muerte
Conflicto: Intento de demostrar su teoría en un moribundo y salvar su vida

La Máscara de la Muerte Roja
Un despótico príncipe organiza un baile en palacio, aislándose de la plaga de la comarca, pero aparece un invitado inesperado.
Protagonista: Prícipe Prosperus
Antagonista: La Muerte Roja
Conflicto: El deseo de poder vencer a la propia Muerte

Bueno, Daniel, espero tus comentarios, correcciones, y te mando un saludo.

Anónimo dijo...

Los ejemplos de Corvina me parecieron excelentes, no porque haya acertado con la clasificación protagonista-conflicto-antagonista sino porque no aparece ningún Juan a punto de doctorarse y por terminar una relación.

Al leer el del Señor Valdemar, aunque me di cuenta de que Corvina no podía estar hablando del cuento de Poe, tuve la impresión de que había un cuento o algo que correpondía a ese argumento. Lo primero que pensé fue en Lovecraft. Los científicos de Poe siempre son infalibles y nadie les lleva la contra, pero los de Lovecraft son parias. Creo, tal vez generalizo, pero a grandes rasgos me parece que es así.

Bueno, no importa. Pero recién me acabo de acordar de la película Re-animator, que sí está basada en un cuento de Lovecraft (en líneas muy generales) y que sí trata de un médico (bah, estudiante) al que expulsan de la universidad por sus macabros experimentos de resusitación. Igual, no sabría decir cuál es el conflico y cuál el antagonista.

Anónimo dijo...

Maestro Sacarías, Juan: Tienen razón, en "El caso del Sr. Valdemar" tuve en cuenta las excelentes versiones que Narciso Ibáñez Menta y su hijo Chicho llevaron al cine y la televisión, más que en el original. No se aclara si el Sr. Valdemar se llamaba Juan, o si venía de cortar una relación sentimental, pero si estaba a punto de doctorarse cuando lo sorprende la muerte. Plop!

El Sepulturero dijo...

Hola Amigos.
Veo que se ha ido gestando toda una dialéctica en torno al guión: que si hay conflicto, que si es documental, que si es sólo una anécdota, si es de Poe, Lovecraft u otro; por el contrario, me parece que esto sólo nos puede llevar a todos a la vieja discusión bizantina de "cuánto es un montón"; el guión es sin duda importante, y la forma que éste tenga con respecto al esquema conflicto-protagonista-antagonista, no lo es menos. Pero no olvidemos que en el caso del cine -como en el de todas las artes- hay que concederle un papel vital a la "forma", es decir, a la manera en que ese guión se va a poner en pantalla. Dicho en pocas palabras: es importante la factura técnica del guión (fotografía, vestuario, ambientación, uso de la cámara, etc.). Este aspecto no debe ser perdido de vista pues, como todos saben, una mala realización arruina un buen guión y viceversa, un guión mediocre puede ser redimido por una buena realización. Espero sus comentarios. Mis saludos para todos.

Anónimo dijo...

Me parece genial tu blog... tengo que hacer un corto y me sirve de mucho leer tu curso a distancia. Suerte con el blog! espero los siguientes post!

Cinzcéu dijo...

Sobre la cuestión ésta de protagonista/ antagonista/ conflicto: por supuesto que, como señala Daniel, debe estar en todo guión de cine narrativo (hay otros cines pero es explícito que acá se habla del narrativo) pero también en todo relato, por ejemplo, literario. No veo cómo (hay más de 2000 años de teoría y muchos más de práctica) podría haber "cuentos" que sólo son "escenas" o "cuadros" (Sacarías). Si así fuese, no serían cuentos. El guión es un relato para ser audiovisualmente producido y, como tal, implica esas dos posiciones en conflicto. Por último, un guión mediocre no se redime en la realización técnica: en todo caso (si no lo reescribe alguno más capaz que el guionista) dará lugar a la excelente factura de un guión mediocre. Hay ejemplos a patadas.
Saludos.

daniel yagolkowski dijo...

Estimados Todos,

Ahora que envié la parte IV me puedo dedicar a contestar la abundante y medulosa correspondencia que esta columna está generando.

Primero, quiero agradecer nuevamente a Tatana Corvina por comprender que éste es un curso que busca conseguir que los alumnos hagan su propia creación guionística, por así decir. Es una de las experiencias más encantadoras y terribles a la vez: encantadora, porque haber escrito un guión significa haber logrado condensar y expresar ideas que frecuentemente se dispersan; haber logrado establecer un fructífero diálogo con los personajes (¡sí, ellos nos hablan, como veremos!). Es terrible porque a menudo, una vez terminado el trabajo, cuando ponemos la palabra FIN, hay una sensación feroz de vacío, el conocimiento de que nuestra obra no será publicada y que sufrirá cambios y modificaciones que darán una película (¡cuando logramos vender el guión!) y, muchas veces, esas modificaciones no responden a lo que habríamos querido.

Pero, como decía arriba, Tatana está tratando de conjugar la teoría con la práctica, y ÉSA ES LA ÚNICA MANERA DE OBTENER RESULTADOS. Un antiguo adagio talmúdico relativo a la adquisición de conocimientos dice "Cuando oigo, olvido; cuando veo, entiendo; cuando hago, aprendo" y ése es el principio que me gustaría ver en todos los lectores, además de, claro, opinen y den libremente su parecer, cosa que hacen muy bien.

Una vez aclarado esto deseo sintetizar mi opinión (basada sobre la observación y el estudio del tema) respecto de cuestiones como conflicto, personajes y, en general, el guión:

Para que exista un guión es necesario que haya un conflicto, De hecho, y como dicen expertos como Syd Field, SIN CONFLICTO NO HAY PELÍCULA. En efecto, discurrir sobre si debe haber conflicto o no haberlo no es una discusión estéril: el motor que mueve un guión (y la película sobre él basado) es el conflicto. De hecho, el fracaso de una película no está dado por las deficiencias técnicas (iluminación, vestuario...): todos ésos son elementos útiles y hasta necesarios, pero no suficientes. Es por eso que vemos películas con interminables persecuciones en auto, o combates cuerpo a cuerpo tomados desde todos los ángulos o. en general, quincallería que únicamente sirve para rellenar segundos y ocultar que el guión hace agua. ¿Qué quiero decir con esto?: que no hay un buen conflicto o que no se lo activa lo suficiente (por eso veremos que la acción se debe distribuir en tres puntos clave o bisagra; más adelante se explicará esto). Repito, mis fieles lectores, si no hay un buen guión literario no habrá una buena película y, para que exista un buen guión literario, debe haber conflicto, bien desarrollado y sostenido. Después, ya "con los bifes", analizaré esto en conexión con la búsqueda de Tatana en Edgar Allan Poe.

Hasta la próxima, pues, y otra vez gracias por seguir esta columna y sentir que les da pie para la discusión iluminadora.

Daniel